Ni siquiera la grasa arruina la buena figura.

Sabado por la tarde, nada mejor para el moreno que pasar una tarde con sus chatarras baratas, desde hacia años que Matthew coleccionaba motocicletas viejas con el aafan y de arreglarlas para que funcionen, algun dìa, en aquel momento estaba en su garage, tirado con la espalda desnuda contra el suelo, bañado de pies a caabeza de gasolina mientras estudiaba el motor de su nueva preciosura, una Guizzo crema del año 1952, un reliquia sin vida.

Era uno de esos fines de semana donde Kyra y sus hijos lo abandonan a su suerte por tener un mejor plan. Harto de jugar con su nueva Gibson azul electrico y de comer como condenado, decide ir a molestar a su corazón de durazno, por que realmente no tiene nada mejor que hacer. La temida crisis de los cuarenta le toca la puerta y aun no cae en cuenta. Seguramente no era el único.

Entra por la puerta de atrás, la que da a la cocina y después de robar un sixpack de cervezas va en busca de Matt. No tuvo que rondar mucho hasta encontrarlo. Si Koda jugaba a ser joven con las guitarras, su corazón de durazno lo hacía con las motocicletas.

Se tira a su lado y le tiende una lata, como si fueran suyas.

Una docena de motocicletas estaban apiladas a un costado del amplio garage de la casa, casi ninguna andaba, pero esa era la gracia, comprarlas a dos dolares para luego entretenerse los fines de semana en que Milerna tenìa guardias en el hospital, pero estaba comprobado que esa màquina no funcionarìa ya. Terco como el solo el moreno se llevo una mano al frequillo despeinado, dejando un rastro negro en su frente y gruño dandole dos golpecitos al viejo motor. Ni se inmuto al sentir que alguien entraba, si tuviera la suerte de antes de seguro la puerta de atras estaria cerrada con llave y no como la dejaba siempre cuando andaba solo, abierta de par en par.

Una media sonrisa se dibujo en su rostro al recibir la cerveza y ver de reojo a su amigo de la vida. - Te han dejado salir? - alzò una ceja burlandose de el antes de llevarse la lata a los labios y darle un trago como un cerdo, una gruesa gota bajo de su mejilla para morir en el piso y mesclarse conl a gasolina.

Ni que tuviera que pedir permiso...-murmura abriendo su lata y dandole un gran sorbo luego, sintiendo como ese helado elixir dorado le calma la sed. Si Kyra lo escuchara seguramente le echaría una de esas miradas que significan la perdida de algo, pero como no está y su ego está de por medio, lanza sin tapujos como siempre.

Te abandonaron a tu suerte otra vez?. Supongo que le dijiste a Minerva que te dejara comida esta vez...- Contra ataca con esa sonrisa ladeada, maliciosa que ya es su firma personal. Koda sin lugar a dudas se burla de la primera vez que Matt se quedó sólo en casa, casi muere de hambre esos dos días sin la rubia. Kyra tuvo que cocinar doble esa noche.

Y si, siempre habia dependido de sus mujeres, que se podìa hacer, eran tan impresindibles. Habìa sufrido esos dias sin su esposa y debia decir que Kyra no cocinaba como ella, porque para Matthew no habia mejor cocinera que su rubia.

- Esta vez esta todo controlado corazon, todo esta preparado para mi estomago.. - contestò con media sonrisa, sentandose como indio y tomando la cerveza como si fuera el adolescente con mala leche que algun dia fue. - Te quedas a hacerme compañia? - Matt intento limpiarse el bermudas con las manos llenas de nafta, un error que le costarìa la prenda de seguro.

Estaba casi seguro que esta vez Milerna le había dejado un sinfín de posillos con comida, etiquetado y todo para que el menso de Matt no fuera a morirse de hambre. Por lo menos él tenía un poco más de independencia y sin Kyra sólo iba a morir de amor, no de hambre.

Pega otro sorbo a su cerveza irlandesa, mirando la motocicleta que Matt "arreglaba".Asiente con la cabeza distraído.- Sólo si nos emborrachamos hasta no recordar .- extiende su mano, como cerrando un trato.

Necesitaba ayuda y el que estaba a su lado solo podìa empeorar a su bebe nueva, le pedirìa a Elys cuando regresase que le heche una mano, hacia bastante ya que sus pequeñas no venian a visitarlo.

- De eso no se habla, pero primero comeremos, estoy famelico.. - exagerò los gestos mientras se ponìa de pie ayudado por la pared. - Ouu mierda.. - los achaques de la edad, su columna habia chillado cuando se incorporo. Camino a la cocina - Puedes ir a la bodega y traer provisiones.. - le grito desde allì con la cabeza practicamente metida en el refrigerador.

Definitivamente la edad adulta les había pegado fuerte y de improviso. Era como si no pudieran, por más que quisieran, comportarse como gente grande, responsable de sus actos. Pero es que son Matt y Koda y ese tipo de dilemas jamás los acosarán.

Se levanta del suelo entre bufidos y va al sótano a por unas buenas botellas de ron, vodka o lo que se le cruce por delante. Hace tiempo que no bebe, con las trillizas en casa ahora no podía hacerlo.

Se sienta en la cocina con las manos ocupadas de tanto alcohol.- Sabes hace cuanto no puedo chupar alcohol como esponja? .- pregunta dejándo las cosas sobre la mesada.

Y no es que se esforzaran demasiado en hacerse los adultos, pero eso era historia sin fin. Matthew habia sacado todos los bolw del refrigerador y los habia dejado en la mesa, saco vasos como si alli fueran a beber 10 personas y un par de cubiertos para comer. Ya sentado en la mesa se habia acaparado el bolw de tallarines con salsa, nadie hacia los mejores tallarines que su hermosa y no pensaba compartir ni un fideito. Se encogio de hombros sin prestarle mucha atenciòn a su amigo, estaba concentrado en saciar su hambre.

Destapó todas las botellas y virtió en cada vaso un tipo de alcohol diferente. Si iban a beber, que lo hicieran como se debía entonces.
Tomó el vaso que llenó con whiskey y bebió grandes sorbos, arrugando la nariz en el primer sorbido. Sonrió de costado luego.

Tienes cartas?.-pregunta con esa mirada extraña y esa mueca en su cara que pone cuando tiene una idea tan divertida como maliciosa.

- Egstan agiba de la nevegaa.. - contestó conl a boca llena de tallarines, si, aun con el paso de los años su estómago era insaciable. Le señalo la nevera a su amigo, allí las dejaban los chicos luego de jugar, o era en el estante del lado?

Matthew tragó con dificultad y se relamió los labios antes de tomar un vaso de aguardientes al que vació de un trago, eso de la abstinencia de sexo lo hacía tener más hambre y ganas de beber que nunca. Cuando Milerna regresara de seguro tendría que pagar aquello. Ya se vería.

El ahora rubio director de la academia, caminó hasta donde la nevera y después de hurgar dentro de ésta buscando algo para picar, saca el mazo de cartas de arriba y se va a sentar al frente de su amigo nuevamente .

Kyo me enseñó un juego...que si no fuera por que Kyra estaba mirando, le aumentó la mesada a ese chico...- comentarevolviendo las cartas como si fuera jugador de poker profesional.- se llama cuarto rey ....- esa típica sonrisa de gato suya, de falsa inocencia, de quien planea hacer algo malo.

Viniendo de Kyo, cualquier juego podría ser peligroso, más si a Koda le había gustado tanto que queria aumentarle la paga. Matthew terminó su plato y lo llevó al fregadero y volvió junto al rubio chino de su amigo.

- Explica, y luego dame buenas razones para no terminar con la pija de tu hijo, no me gusta que toque tanto a mi nena.. - le dijo sentandose frente a él llenando más vasos de alcohol.