But babe, I’m gonna get you back. I’m gonna show you what I’m made of .

Si había algo que odiara la rubia era el verano. Para ella, era la peor estación del año. El concepto de estar más que sudado cada 5 minutos, sentir un calor insoportable y estar en el agua con un millón de personas más, era algo que no entendía. Pero era preferible mil veces aguantarse el calor al aire libre, como era en la playa, que estar en la academia durante un día en el que los aparatos acondicionadores no funcionaban.

El sol estaba perfecto, y la brisa era fresca. Un día más que perfecto para darse un buen chapuzón, pero no para quedarse luego dentro del agua a menos que estés de buenas para soportar a las personas amontonándose sobre tí.

La rubia traía consigo el libro de "Orgullo y Prejuicio", de su amada Jane Austen. Lugar donde fuera, aquella novela era como su objeto de buena suerte. Era uno de sus tantos libros preferidos; el Señor Darcy era el hombre que jamás iba a llegar a conocer.

Habiendo caminado unos metros, Ashley se sentó sobre la arena, frente al mar. Abrió el libro en donde había dejado marcado, y se hundió en la lectura, exactamente en una de sus partes favoritas: el baile del Sr. Darcy y Elizabeth.

[Lhevin Monroe]

(estamos en verano en el foro, pero bueno i.i)


Era fin de semana y el de los ojos pardo escapo de la academia para dedicarse a lo que mejor sabe hacer, cantar para el publico de la calle, ese que no te conoce pero te aplaude y te respeta de igual manera.

Se coloca a cantar con su vieja guitarra en medio de la playa, avanzando despacio para entretener a ssu nueva audiencia y esperando que ellos le respondan con un par de monedas.

Su sonrisa desprende puro carisma, haciendo del ambiente tan aogedor como si estuvieran en casa. Nadie adivinaría que Lhevin prefiere ser bajo perfil. No por como está tocando ahora, realmente hace de esa canción de un desconocido artista, suya.

{invierno, verano....me lo violo igual JAJAJAJAJ . Igual ahi edité xDDDDD}


La rubia se despistó muchas veces de su lectura. La gente pasaba corriendo por delante de Ashley, tirándose sobre la arena como si allí hubieran plumas y no lo que era, a r e n a. Una vez más, después de de repetidas veces, bajó su vista al libro.

Puedo leer dos renglones, antes de que una dulce voz explotara su burbuja Darcyriana. Hubiera maldecido una y mil veces, sino hubiera sido porque aquella voz la había encantado. Cerró el libro y lo metió en su bolso. Con éste colgado en su hombro, caminó unos pasos, hasta encontrar al dueño de la voz.

Se lo quedó contemplando por un largo rato, sonriendo sin darse cuenta. La alegría del joven inundó a la rubia por completo, la cuál ya se había unido a las palmas al ritmo de la canción.

El chico tiene talento y seguramente por eso el mismísimo Thomas le había pedido que ingresara a la academia, practicamente se arrodilló después de unas cuantas negativas. De momento no se acostumbraba al ehcho de respetar horarios y no ganar nada más que conocimientos, sin mencionar que ser la mascota nueva no le agradaba para nada. Pero algo le decía que no abandonara aún. Que pronto recuperaría su libertad.

Termina la última frase de aquella canción y segundos después la melodía. Una sonrisa aparece en su rostro, suavizándolo apenas. Se saca el sombrero y lo da vuelta para recibir lo que la gente que se acerca a él le da..
Una vez que cae la última moneda , se sienta en la arena y comienza a contar una a una las monedas recaudadas. Cientos, a lo menos.

La melodía del joven había despertado la atención de no pocas, sino muchas personas de allí en la playa. Muchos fueron los que se quedaron hasta que acabó la canción, pero pocos los que dejaron "propina". Sin titubutear, Ash tomó aire y se acercó luego de que la gente haya dejado algún dinero y haya marchado.

-Me gusta tu música.-dice con suavidad, dirigiéndose al joven que se hallaba sentado en la arena.-¿Es algo tuyo o prestado?.-pregunta por la canción, claro está. La rubia se agacha a su lado y le tiende 50 dólares, todo su capital. A él le vendrían mejor que a ella.

Hey, Gracias...- murmura distraído mientras contaba el dinero. Ni siquiera la miró pero su sonrisa suave de agradecimiento era sin duda alguna genuina.- Es prestada...algo así...- murmura.

Al ver 50 dólares cayendo en su gorra, los tomó y al fin la miró a los ojos. Se encontró con una mirada tan azul como el cielo.- No, no....toma. Es demasiado.- coloca el billete de nuevo en la mano de la rubia y luego vuelve a contar monedas como si nada.

El chico era extraño, cualquiera aceptaría sin reproche alguno pero él no.

El ceño de la rubia se arrugó. Cuando se dió cuenta que había terminado de hablar, tenía aquel billete de regreso en su mano.

-Tómalo como una ayuda, un préstamo si quieres.-dice, intentando buscar la excusa para que los aceptara. Ella sabía que aquel muchacho los usaría mejor que los podría usar ella. Se quedó aún agachada a su lado, con esa sonrisa cálida tan limpia, propia de ella.-Al menos déjame que te invite a comer algo.-reprocha la pequeña, ladeando el rostro para obtener su mirada.

Él, aunque ella le ofreciera una casa, no iba a aceptarle más de un dolar, por que no era su canción la que cantaba, además de que si bien recibe dinero por cantar y todo eso, no lo necesita, como todos piensan. Se limita a mirarla a los ojos con una sonrisa ladeada.

Toma el billete nuevamente y le devuelve cuarenta y nueve dolares de vuelta.- Así esta bien ...- contesta liquidando el asunto.- gracias por escuchar , de todas formas. ¿cual es tu nombre? .-pregunta, guardando el billete en su pantalón, para luego colocarse la guitarra al hombro, sin pararse aún.

-Genial, ahora podré tomarme unos 30 colectivos para llegar a la Academia.-responde riendo cuál niña, bromeando. Guardó el vuelto en el bolsillo de la mochila, haciendo chocar las muchas monedas que le había dado el chico-¿Acaso eres una especie de payaso-cantante o algo de eso?.-pregunta, dejándose caer por fin frente al muchacho. En cualquier momento se pondrían de pie, pero al menos así no se le dormirían las piernas.

Se suelta el cabello, a pesar del calor que amenazaba con aumentar. Se lo acomoda a un lado del rostro, antes de sonreír al responder.-Soy Ashley Kaulitz. ¿Y tengo el placer de estar frente a...?-deja aquella pregunta incompleta para que el muchacho de su nombre.

Su cerebro de repente se pone brevemente en alerta al escuchar que ella va en una academia. Habían varias en NY pero sólo una era internado al mismo tiempo. Su pensamiento see va tan rápido como llegó con la pregunta que le hace luego. Se limita a sonreír suave, sin mirarla mientras se acomoda las cosas para partir.

Lhevin...- le contesta estirando la mano y tomando la de ella, como si se tratara de un hombre. Por alguna razón él no besaba en la mejilla o ese tipo de cosas, pero tampoco era por que fuera idiota, simplemente era una costumbre.

Ash nota la reacción de Lhevin cuando ella nombró la academia, pero no dijo nada. Había posibilidades de que él también asistiera a la academia Thomas Kaulitz, perteneciente a tu tío Thom, como también era posible que el chico hubiera escapado de un reformatorio, como el famoso Keystone {J&M♥}.

-Como dije antes, un placer.-dice, estirando su brazo para estrechar las manos.-¿Me dejas invitarte a tomar un café o algo?.-pregunta, sin quitar los ojos de Lhevin. La rubia le encantaba conocer nuevas personas, de eso no había duda alguna.

Lhevin acababa de llegar a la academia y su entraba fue tan rara como sorpresiva. No le gusta mucho hablar del tema por que aún se siente raro al respecto asi que tan sólo calla.

No...-contesta de buenas a primeras, mirándola a los ojos con una intensidad misteriosa, que llamaba a conocerlo.- Yo voy a pagar...- prosigue, mostrandole el billete que ella acababa de pasarle.

Se levanta y ofrece su mano para ayudarla. Una vez levantados ambos, la suelta y camina hacia la calle, como siempre distraído, ausente del mundo real.

Dejó escapar unas risas-Está bien, como quieras.-dice al fin, rindiéndose. Parecía ser un juego de tira y afloja, hasta que uno de los dos aceptara lo que dijera el otro.

Acepta la mano de Lhevin, levantándose y colocándose a su lado. Ashley camina a su lado por un rato, notándolo muy callado. Si habían intercambiado dos preguntas, había sido mucho, y ella pudo verlo.

-Oye, Lhevin, si tienes otros planes...Digo, no me molestaré si quieres estar solo.-trata de explicarse como puede. La verdad, es que no le molestaría que él le dijera que estaba ocupado o algo como eso, porque prefería eso a que estén sumidos en ese silencio tan incómodo y horrendo.

Él la mira en mitad del discurso que ella le estaba dando, por que fue recién ahí cuando se dió cuenta de que la rubia bajita estaba intentado decirle algo. Arrugó el ceño y luego palmeó el hombro de ella suave, desvíando la mirada nuevamente con una sonrisa ligeramente ladeada en el rostro.- Ashley? .- pregunta por su nombre, no está seguro de recordarlo.

¿Qué quieres comer? .- pregunta como si nada, dando por terminado el asunto. Lhevin odia los nuevos comienzos, pero de ahí en más es bastante sociable y si noo le gusta algo, simplemente agarra su guitarra y e larga.